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miércoles, 29 de octubre de 2014

Calles y rostros de Berlín en las colecciones Thyssen-Bornemisza


Museo Thyssen-Bornemisza
Del 28 de Octubre del 2014 al 25 de Enero del 2015



 George Grosz - Escena Callejera
Con motivo del 25° aniversario de la caída del Muro, el Museo Thyssen-Bornemisza y la Embajada de la República Federal de Alemania rinden homenaje a la ciudad de Berlín y a sus habitantes con el montaje expositivo Calles y rostros de Berlín en las colecciones Thyssen-Bornemisza. Paralelamente la Embajada ha programado unas actividades complementarias en el Goethe-Institut de Madrid, que incluirán conferencias y proyecciones de películas.

Hasta finales de enero de 2015, una selección de 18 obras maestras de la colección –algunas de  las  cuales  no  están  expuestas  habitualmente-  convierte  la  ciudad  de  Berlín  en protagonista y nos descubre su floreciente panorama artístico durante el primer tercio del siglo XX.

Lyonel Feininger - Arquitectura II
La rápida transformación de ciudades, como Berlín, en metrópolis fue uno de los temas que más apasionaron a los pintores de comienzos del siglo XX. La capital alemana, que vivió un veloz  proceso  de  industrialización,  se  convirtió  en  imán  de  numerosos  artistas  por  su atmósfera libre y en punto de encuentro de las vanguardias europeas. La ciudad no pudo reconectar con esta época dorada hasta después de la caída del Muro en 1989.

Los  artistas  expresionistas  del  momento  se  trasladaron  a  la  capital  buscando  nuevos estímulos. Es el caso de Ernst Ludwig Kirchner, miembro del grupo Die Brücke, que pintó sus célebres escenas callejeras durante los meses anteriores a la Primera Guerra Mundial, que estalló hace justo 100 años. En estas obras, las protagonistas, generalmente mujeres, eran el objeto de las miradas masculinas. Otros artistas afincados en Berlín, como Ludwig Meidner o Lyonel Feininger, se sintieron también estimulados por las calles en constante metamorfosis y adaptaron en sus obras elementos formales del cubismo, el futurismo o el orfismo.
George Grosz - Tertulia

Domina en muchos de estos cuadros un cierto aire apocalíptico, en predicción a lo que iba a ocurrir. Lo vemos particularmente en la obra de George Grosz, en la que Berlín se convierte en un lugar deshumanizado que camina hacia la autodestrucción. Pintado durante la Gran Guerra, Metrópolis es una de sus realizaciones más destacadas;  Grosz  muestra  en  este  cuadro  una ciudad poblada por la muchedumbre atrapada en una  vida  infernal.  Su  estilo  “afilado  como  un cuchillo” no haría sino agudizarse tras el fin del conflicto  y  su  aversión  por  la  sociedad de su tiempo lo transformó en un pintor comprometido ideológicamente. Durante los años que siguieron denunció la hipocresía burguesa, y un orden  social  que  consideraba  injusto,  en  unas  obras  donde  el glamour de  las  clases acomodadas se contrapone a lisiados de guerra, huérfanos o vagabundos.

George Grosz - Plano Tatliniano
 
“¡Ante todo pinte retratos! De todas formas todo lo que pintamos nosotros, los alemanes, es retrato”. Este era el consejo que Otto Dix había recibido del veterano Max Liebermann al comienzo de su carrera. Pasados los primeros años de la posguerra, pintores como Grosz o Dix fueron suavizando sus planteamientos revolucionarios ante el convencimiento de que el arte no podía cambiar la sociedad. De las pobladas calles y sus conflictos sociales, su interés pasó a representar a los propios berlineses.


 Max Beckmann - Quappi con sueter rosa
Hombres y mujeres vestidos a la moda y fumando cigarrillos; toda la bohemia berlinesa de la República de Weimar ha llegado a nosotros gracias a los retratos realizados por Dix, Christian Schad o Rudolf Schlichter. Para inmortalizar a sus contemporáneos los artistas abandonaron el lenguaje expresionista para adoptar un nuevo realismo, conocido como Neue Sachlichkeit, es decir Nueva Objetividad.
Pese a que la huella de la experiencia vanguardista nunca desapareció completamente de sus obras, los pintores de entreguerras adoptaron  una  minuciosa  técnica  inspirada  en los artistas  del pasado, desde los maestros renacentistas italianos, como es el caso de Schad, hasta los alemanes, como en Otto Dix.


 Otto Dix -  Hugo Erfurth con perro
Para representar al fotógrafo Hugo Erfurth, Dix no solo recurrió a los planteamientos formales y compositivos del género, situando a su amigo tras  un  denso  cortinaje  y  acompañado  de  su perro,  sino  que  además  recuperó  la  tradicional técnica de temple sobre tabla.

Este  brillante  e  intenso  momento  de  la  cultura  berlinesa terminaría bruscamente en 1933. Un año después del ascenso del nazismo al poder, Max Beckmann modificó el retrato de Quappi, su bella mujer, borrando su sonrisa. Otros tiempos habían comenzado.



 Ernst Ludwig Kirchner - Calle con buscona de rojo
El Holocausto y la Segunda Guerra Mundial, desencadenada por la invasión alemana de Polonia hace 75 años, dejó un rastro  de  muerte  y  destrucción  que  pareció  eliminar  los ideales  artísticos  de  preguerra.  Sin  embargo,  la  caída  del Muro  ha  devuelto  a  Berlín  su  carácter  de  metrópolis  de vanguardia y renovación artística.

Karl Hubbuch - Dobleretrato de Hilde II



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