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viernes, 12 de junio de 2015

ZURBARÁN UNA NUEVA MIRADA

Museo Thyssen-Bornemisza
Paseo del Prado 8  -  MADRID
Del 9 de Junio al 13 de Septiembre de 2015
Comisarias: Odile Delenda y Mar Borovia



El Museo Thyssen-Bornemisza acaba de inaugurar una ambiciosa exposición, Zurbarán:una nueva mirada, que con un total de sesenta y tres obras, en su mayoría de gran formato, plantea una revisión actualizada de la obra de este gran maestro del Siglo de Oro español desde la perspectiva de los descubrimientos y estudios realizados en las últimas décdas, que han venido a enriquecer el conocimiento del artista y su trabajo.

Los más de 25 años transcurridos desde la antólogica que le dedicara el Museo del Prado en 1988, que supuso una puesta al día de los estudios sobre el pintor y su personalidad pictórica, pero evidenció también algunas lagunas respecto al taller, la datación de agunas obras o a momentos de su vida, son una razón más que suficiente para dedicarle una nueva exposición monográfica que ahonde en su figura, su obra y su tiempo y que, lejos de pretender ser una revisión exhaustiva, presente algunas de las más importantes novedades y descubrimientos, obras inéditas o recientemente recuperadas y piezas restauradas para la ocasión, algunas de las cuales incluso se hayan aún en fase de restauración, como es el caso de la pintura dedicada a San Serapio, de 1628, que había sufrido grandes daños, especialmente en la mano derecha y que está siendo sometida a un minucioso proceso de reconstrución por parte de los restauradores del Wadsworth Atheneum, en Hartford, Connecticut.


Francisco de Zurbarán es uno de los artistas más avanzados de su época. El atractivo de su obra desborda ampliamente el ámbito hispano y lo convierte en figura incontestable entre los nombres más destacados de la pintura europea. Pintor de lo concreto, sus formas geometrizadas, de duras aristas, sus grandes superficies lisas, y su obsesión por el detalle que le lleva a reproducir con gran exactitud las texturas de las telas, junto con el universo solemne y sileciosos que transmite su obra, lo conecta con algunas sensibilidades de movimientos artísticos del siglo XX, del cubismo a la pintura metafísica poniendo de manifiesto su gran actualidad. 


Zurbarán es también uno de los pintores españoles del siglo XVII que mejor ha expresado el sentimiento religioso, realizando en su obra una sutil sínteses entre misticismo y realismo. Pasó la mayor parte de su vida en Sevilla, dedicado a la ejecución de cuadros de devoción, retablos o ciclos monásticos para las numerosas comunidades monacales florecientes en aquella época, como dominicos, franciscanos o mercedarios. Los religiosos sevillanos le encargaban conjuntos que marcaron la cadencia de su carrera artística y que, desde época temprana, requirieron la participación de un taller. Su estilo original, muy característico y de lenta evolución, está vinculado a una concepción tenebrista de la luz, sumándose a unas composiciones sencillas y estáticas, y a una minuciosa factura de los valores táctiles de los objetos representados. 


Las obras que componen la exposición están distribuidas en siete salas, siguiendo un orden cronológico y atendiendo también a la naturaleza del encargo por el que fueron ejecutadas. Hay también dos salas, una de ellas dedicada a los bodegones en la que además de las pinturas de Zurbarán se incluyen también 7 cuadros de su hijo  Juan, y otra en la que figuran obras de los artistas que colaboraron en su taller. 


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