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domingo, 6 de diciembre de 2015

CAMBIO DE LUCES. ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA EN LOS AÑOS 70

MUSEO ABC DE LA ILUSTRACIÓN


Amaniel 29-31. Madrid
Hasta el 7 de Febrero de 2016



   Esta no es una exposición de ilustradores infantiles, aunque pueda parecerlo. Con esta contundente premisa Felipe Hernández Cava, comisario de la muestra, inicia un recorrido por una década donde la modernidad vuelve a la ilustración española. También en los setenta, en España se desarrolla una revolución. Eso sí, en este caso los protagonistas iban armados con rotuladores, lápices y acuarelas.

   «Esta es una exposición de once de los mejores ilustradores españoles de los años setenta del pasado siglo, que modificaron el rumbo general del dibujo español y  volvieron a sintonizar plenamente con una modernidad con la que, por razones políticas, no habíamos podido mantener hasta ese momento un diálogo fluido», aclara Hernández Cava.

   Cambio de Luces. Ilustración española de los setenta reivindica el trabajo de una generación de ilustradores que la crítica ha reducido, en algunas ocasiones, a grandes dibujantes para niños, ocultando el hito irrepetible que supuso en aquellos momentos el uso de un nuevo lenguaje, de una nueva estética, de un nuevo discurso.

   En aquellos años Hernández Cava –que es parte, también, de la historia de la ilustración española– elaboraba uniones de historietas y fue testigo de primera fila de la revolución que los protagonistas de esta muestra estaban a punto de hacer estallar.

   La muestra es la primera gran exposición sobre la ilustración de los setenta y reuné 114 obras, de 11 artistas de la talla de José Ramón Sánchez, Fina Rifá, Pilarín Bayés, Asun Balzola, Manuel Boix, Miguel Calatayud, Luis de Horna, Miguel Ángel Pacheco, Karin Schubert, Carme Solé Vendrell y Ulises Wensell,  que no constituyeron en ningún momento un grupo totalmente homogéneo, y al que tampoco podemos referirnos como  una escuela.

   Aunque cada uno se valió de un lenguaje propio, sí compartieron  algo más que un momento de nuestra historia –los últimos años del franquismo y los primeros de la transición hacia la democracia–y un contexto influenciado por la eclosión del arte pop que, en mayor o menor medida, se reflejó en su trabajo.

   Es una generación de ilustradores que no tuvo miedo al compromiso social y político en una época convulsa‹ que contó con la suficiente preparación y destreza técnica para responder a las líneas internacionales en auge, superando a menudo a sus referentes;  que reivindicó su papel profesional desde la humildad de sentirse artesanos del lápiz y la acuarela, y que se mostró especialmente sensible a los nuevos modelos educativos.




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